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¿Qué hay de malo en hacer amigos por Internet?

¿Qué hay de malo en hacer amigos por Internet?

CAPÍTULO 11

¿Qué hay de malo en hacer amigos por Internet?

¿De qué modo prefieres comunicarte?

□ Cara a cara

□ Por teléfono

□ Por computadora

¿Con quiénes te resulta más fácil conversar?

□ Con tus compañeros de clase

□ Con tu familia

□ Con los hermanos cristianos

¿Dónde te sientes más cómodo para hablar?

□ En la escuela

□ En tu casa

□ En las reuniones de congregación

¿CÓMO respondiste a la primera pregunta? ¿Eres de los que prefieren comunicarse por computadora y no cara a cara? Pues no eres el único. Hay multitud de jóvenes que hacen amigos por Internet. “Es genial. Puedo conocer a gente de cualquier parte del mundo que de otro modo nunca conocería”, explica una joven llamada Elena. Tammy, de 19 años, indica otro atractivo de Internet: “Puedo controlar la opinión que los demás tienen de mí. Es diferente cuando estás cara a cara: si no encajas en el grupo, no hay nada que hacer”.

Regresemos a las preguntas. ¿Qué contestaste a las otras dos? No te sorprendas si descubres que se te hace más fácil conversar con tus compañeros en la escuela que con otros cristianos en las reuniones de congregación. “En clase es más fácil encontrar gente que está pasando por lo mismo que tú —dice Jasmine, de 18 años—. Y eso hace que te sientas mucho más cómodo con ellos.”

Así pues, es normal que te guste chatear con tus compañeros. Tammy reconoce que ella también lo hizo durante un tiempo: “Todos se conectaban para conversar, y yo no quería ser la excepción”. * Natalie, de 20 años, creó una página web para mantenerse en contacto con sus amigos. “La tecnología no se detiene —comenta—. Cada vez aparecen nuevas formas de comunicarse. Esta es tan solo una de ellas, y me gusta.”

No pases por alto los peligros

Está claro que para algunos es más fácil hacer amigos por Internet. “La Red te da una seguridad en ti misma que de otra manera nunca tendrías”, cuenta Natalie. Tammy concuerda con ella: “Internet es ideal para los que somos tímidos. Te permite pensar lo que vas a decir”.

Sin embargo, no todo es color de rosa. También hay peligros, y sería una imprudencia pasarlos por alto. ¿Verdad que jamás se te ocurriría pasear por un vecindario peligroso con los ojos vendados? Pues tampoco sería lógico “pasear” por la Red sin estar al tanto de los peligros.

Piensa, por ejemplo, en los riesgos de hacer amigos en Internet. “Es más que probable que te encuentres con gente sin escrúpulos”, dice Elena, a quien le gustaba chatear con otras personas aunque no las conociera. Y agrega: “A veces, en cuestión de minutos hay gente que te hace comentarios obscenos o te pregunta si eres virgen, si practicas el sexo oral, o cosas así. ¡Algunos hasta te proponen tener cibersexo!”.

“Sí, bueno, pero yo chateo con gente de confianza”, puede que digas. Aun en ese caso debes tener cuidado. “No es bueno pasar muchas horas hablando con alguien del sexo opuesto, por muy amigo tuyo que sea —dice Julieta—. Cuanto más tiempo pasas chateando, más estrecha se hace la amistad y más probable es que la conversación se vuelva demasiado íntima.”

“Los que esconden lo que son”

El rey David sabía muy bien lo peligroso que era relacionarse con las personas equivocadas. En una ocasión escribió: “No me he sentado con hombres de falsedad; ni entro con los que esconden lo que son” (Salmo 26:4).

¿Te has encontrado alguna vez en Internet con la clase de personas de las que habló David? ¿Por qué crees que algunos cibernautas “esconden lo que son”? ․․․․․

Ahora bien, ¿pudieras ser tú de “los que esconden lo que son”? Quizá haces lo mismo que Abigaíl cuando entraba en los chats. “Solía mostrarme como una persona totalmente diferente para encajar en la conversación”, confiesa.

Una chica de nombre Leonor también recurría al engaño, pero de un modo diferente. “Un muchacho de una congregación vecina y yo nos escribíamos —cuenta ella—. Al poco tiempo ya nos estábamos diciendo lo que sentíamos el uno por el otro. Cuando mis padres pasaban cerca, minimizaba la ventana de la pantalla para que no se enteraran de lo que estaba haciendo. Creo que nunca se les pasó por la cabeza que su hija de 13 años pudiera estar escribiéndole poemas de amor a un chico de 14.”

Toma precauciones

Por supuesto, no podemos negar que Internet es un instrumento muy útil. Muchas personas —adultos incluidos— usan la Red para mantenerse en contacto con sus amigos. Si tú también navegas por el ciberespacio, ¿qué precauciones deberías tomar? Veamos algunas.

Controla el tiempo que pasas en línea y no sacrifiques cosas más importantes, como dormir. “Algunos compañeros dicen que se quedan conectados a Internet hasta las tres de la madrugada”, explica un adolescente llamado Brian (Efesios 5:15, 16).

Comunícate solamente con gente que conoces o con aquellos cuya identidad puedes comprobar. Hay muchos individuos indeseables que navegan por la Red en busca de jóvenes ingenuos para aprovecharse de ellos (Romanos 16:18).

Si haces alguna transacción comercial, ten mucho cuidado. Piénsalo muy bien antes de dar tus datos personales. De lo contrario, podrías ser víctima de un fraude... o de algo mucho peor (Mateo 10:16).

Antes de enviar una foto tuya a tus amigos, pregúntate si es digna de un siervo de Dios (Tito 2:7, 8).

Actúa como si hablaras cara a cara. Si una conversación en línea se desvía hacia “cosas que no son decorosas”, ponle fin de inmediato (Efesios 5:3, 4).

Nunca ocultes lo que haces en Internet. Si eres de “los que esconden lo que son” a sus padres, es que algo anda mal. “Soy totalmente sincera con mi madre —dice una adolescente de nombre Kari—. Siempre le enseño lo que estoy haciendo en Internet.” (Hebreos 13:18.)

“Vale la pena esperar”

Es normal que quieras tener amigos. Los seres humanos fuimos creados para disfrutar de la compañía de otros (Génesis 2:18). Así que está claro que esa necesidad es parte de tu naturaleza. Pero recuerda que debes ser prudente al escoger a tus amigos.

Puedes estar seguro de que, si sigues las pautas de la Palabra de Dios, encontrarás la mejor clase de amistades. Como dijo una chica de 15 años: “Es difícil encontrar amigos que amen a Jehová y que, además, te quieran a ti. Pero cuando los encuentras, te das cuenta de que vale la pena esperar”.

EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

¿Verdad que las palabras pueden herir? Más aún los chismes, que pueden hacer tanto daño como una puñalada. ¿Se les puede poner fin de algún modo?

[Nota]

^ párr. 17 En el capítulo 17 se hablará de las amistades con los compañeros de clase.

TEXTO BÍBLICO CLAVE

“No me he sentado con hombres de falsedad; ni entro con los que esconden lo que son.” (Salmo 26:4)

UNA SUGERENCIA

¿Verdad que el tiempo pasa volando cuando navegas por la Red? Pues fíjate un límite y no te pases de él. Si es necesario, pon la alarma del reloj.

¿SABÍAS ESTO?

Basta con que des unos pocos datos por Internet —tu apellido, el nombre de tu centro de estudios y tu número de teléfono, por ejemplo— para que alguien con malas intenciones pueda localizarte.

¡MANOS A LA OBRA!

Este es el tiempo máximo que quiero dedicar a Internet a la semana: ․․․․․

¿Cómo puedo conseguirlo?

Si me doy cuenta de que estoy chateando con un desconocido, voy a hacer lo siguiente: ․․․․․

¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․

Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

● ¿Qué ventajas le ves a la comunicación en línea con respecto a las conversaciones cara a cara? ¿Y qué desventajas?

● ¿Por qué es tan fácil mostrarse como una persona diferente en Internet?

● ¿Cómo puedes limitar la cantidad de tiempo que pasas conectado?

● ¿En qué situaciones puede ser útil la comunicación por Internet?

[Comentario de la página 103]

“Nunca incluyo en mi lista de contactos a gente que no conozco o con la que no me relacionaría en persona.” (Julieta)

[Ilustración de las páginas 100 y 101]

¿Verdad que nunca se te ocurriría pasear por un vecindario peligroso con los ojos vendados? Pues tampoco navegues por la Red sin estar al tanto de los peligros