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Valoremos nuestro privilegio de trabajar con Jehová

Valoremos nuestro privilegio de trabajar con Jehová

“Somos colaboradores de Dios.” (1 COR. 3:9)

1. a) ¿Cómo ve Jehová el trabajo? b) ¿Qué oportunidad ha dado a sus criaturas?

JEHOVÁ siempre disfruta de su trabajo (Sal. 135:6; Juan 5:17). Y desea que tanto ángeles como seres humanos tengan ese mismo sentimiento, así que les encarga tareas que los llenan de satisfacción. Por ejemplo, decidió que su Hijo unigénito lo ayudara en la creación (lea Colosenses 1:15, 16). Por eso la Biblia nos cuenta que Jesús, antes de venir a la Tierra, estuvo con Dios en el cielo “como un obrero maestro” (Prov. 8:30).

2. ¿Cómo sabemos que Jehová siempre ha encargado a los ángeles misiones importantes que los llenan de satisfacción?

2 De principio a fin, la Biblia muestra que Jehová siempre ha encargado misiones a los ángeles. Cuando Adán y Eva pecaron y fueron expulsados del jardín de Edén, Dios “apostó los querubines y la hoja llameante de una espada que continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol de la vida” (Gén. 3:24). Y Revelación 22:6 indica que Jehová “envió a su ángel para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que efectuarse dentro de poco”.

DIOS CONFÍA TAREAS A LOS SERES HUMANOS

3. ¿Cómo siguió Jesús el ejemplo de su Padre durante su vida en la Tierra?

3 Mientras vivió en la Tierra como ser humano perfecto, Jesús realizó con gusto la labor que su Padre le había confiado. Siguiendo el ejemplo de Jehová, Jesús también encargó importantes tareas a sus discípulos. Despertó su entusiasmo por lo que podrían lograr diciéndoles: “El que ejerce fe en mí, ese también hará las obras que yo hago; y hará obras mayores que estas, porque yo estoy siguiendo mi camino al Padre” (Juan 14:12). Además, recalcó que su labor era urgente al explicarles: “Tenemos que obrar las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4).

4-6. a) ¿Por qué podemos estar agradecidos de que Noé obedeciera a Jehová? b) ¿Cómo nos beneficiamos de que Moisés cumpliera lo que Jehová le ordenó? c) ¿Qué tienen en común todas las tareas que Dios encarga a los seres humanos?

4 Incluso antes de que Jesús viniera a la Tierra, Jehová dio a los seres humanos tareas que los llenarían de satisfacción. Aunque Adán y Eva no realizaron el trabajo que Dios les había encargado, otros sí hicieron lo que él les pidió (Gén. 1:28). Por ejemplo, a Noé le dio instrucciones concretas para construir un arca, de modo que él y su familia pudieran sobrevivir al Diluvio. Y gracias a que Noé obedeció al pie de la letra, nosotros estamos vivos (Gén. 6:14-16, 22; 2 Ped. 2:5).

5 Moisés, por su parte, siguió con cuidado las detalladas instrucciones que Jehová le dio para construir el tabernáculo y organizar el sacerdocio (Éx. 39:32; 40:12-16). ¿Cómo nos beneficiamos nosotros de que cumpliera aquellas tareas fielmente? Pues bien, como explicó el apóstol Pablo, el tabernáculo y el sacerdocio simbolizaron cosas buenas que vendrían en el futuro (Heb. 9:1-5, 9; 10:1).

6 Las tareas que Dios encarga a sus siervos van cambiando a medida que se cumple su propósito; pero siempre glorifican a Jehová y benefician a los seres humanos fieles. Sin duda, así sucedió con todo lo que Jesús logró, tanto antes de venir a la Tierra como durante su vida humana (Juan 4:34; 17:4). Y lo mismo ocurre con la obra que hoy tenemos a nuestro cargo (Mat. 5:16; lea 1 Corintios 15:58). ¿Cómo glorifica esta obra a Jehová?

APRECIEMOS LAS TAREAS QUE DIOS NOS ENCARGA

7, 8. a) Describa la obra que los cristianos de hoy tienen el privilegio de llevar a cabo. b) ¿Cómo debemos responder a la guía de Jehová?

7 ¿No es emocionante que Jehová haya concedido a seres humanos imperfectos el honor de ser sus colaboradores? (1 Cor. 3:9.) Quienes construyen Salones de Asambleas, Salones del Reino y sucursales participan en un programa de edificación literal, como hicieron Noé y Moisés. Puede que estemos colaborando en alguna de esas construcciones, sea renovando un Salón del Reino o construyendo nuestra central mundial en Warwick (Nueva York) (vea la ilustración del principio). Si es así, atesoremos ese privilegio: es un trabajo sagrado. Ahora bien, hay un programa de edificación espiritual en el que todos los cristianos estamos invitados a participar. Se trata de la predicación, la cual glorifica a Jehová y beneficia a quienes le obedecen (Hech. 13:47-49). La organización de Dios nos dirige para que realicemos esta comisión con la mayor eficacia. Por eso a veces recibimos nuevas tareas.

8 Los cristianos fieles siempre han seguido con gusto la guía de la organización de Jehová (lea Hebreos 13:7, 17). Quizás al principio no entendamos del todo por qué tenemos que hacer las cosas de cierta manera. Sin embargo, estamos plenamente convencidos de que, cuando colaboramos con Jehová apoyando cualquier cambio que él ve apropiado hacer, salimos ganando.

9. ¿Qué buen ejemplo le dan los ancianos a la congregación?

9 El ejemplo que le dan los ancianos a la congregación demuestra que tienen un enorme deseo de hacer la voluntad de Dios (2 Cor. 1:24; 1 Tes. 5:12, 13). Están dispuestos a trabajar duro y adaptarse a las circunstancias. Prueban con entusiasmo nuevas maneras de predicar el Reino de Dios. Aunque algunos al principio quizás hayan tenido dudas a la hora de organizar la predicación por teléfono, en los puertos o en lugares públicos, pronto han visto los buenos resultados. Por ejemplo, cuatro precursores de Alemania, entre ellos un anciano llamado Michael, se propusieron visitar un territorio de negocios que hacía tiempo que no se atendía. Michael recuerda: “Hacía varios años que no participábamos en esta faceta, así que teníamos un nudo en el estómago. Y Jehová, que lo ve todo, nos regaló una inolvidable mañana de predicación. ¡Qué contentos estábamos de haber confiado en él y haber seguido las sugerencias de Nuestro Ministerio del Reino!”. ¿Podemos nosotros decir lo mismo? ¿Estamos deseando probar nuevos métodos de predicación en nuestro territorio?

10. ¿Qué cambios ha hecho la organización en años recientes?

10 A veces hay que hacer cambios en nuestras sucursales. En años recientes, algunas sucursales se han fusionado con otras más grandes. Aunque esa medida ha supuesto sacrificios para quienes servían en ellas, en poco tiempo todos los implicados han visto claramente las ventajas (Ecl. 7:8). ¡Qué privilegio tienen esos trabajadores entusiastas de formar parte de la historia moderna del pueblo de Jehová!

11-13. ¿Qué sacrificios han hecho algunos hermanos debido a los cambios que ha hecho la organización?

11 Podemos aprender mucho de los hermanos que han tenido que hacer cambios debido a la fusión de sucursales. Algunos habían servido a tiempo completo en sus respectivos hogares Betel durante décadas. A un matrimonio que había sido parte de una pequeña familia Betel de Centroamérica le pidieron que se mudara a México y se uniera a una familia Betel casi 30 veces mayor. “Fue muy difícil despedirnos de la familia y los amigos”, dice Rogelio. Y Juan, otro hermano que se trasladó a México, comenta: “Es casi como empezar de cero; uno tiene que crear nuevos lazos y adaptarse a otras costumbres y formas de pensar”.

12 Los betelitas que se mudaron desde otros países europeos a la sucursal que está en Alemania tampoco lo tuvieron fácil. Todo el que ama la montaña puede comprender cuánto les costó a quienes servían en Suiza dejar atrás los majestuosos paisajes de los Alpes. Y al principio los hermanos que procedían de Austria extrañaron la vida más tranquila que llevaban allí.

13 Quienes se han mudado a otro país han tenido que acostumbrarse a un nuevo alojamiento, trabajar con hermanos que no conocían y, en muchos casos, aprender otro trabajo. Además, han tenido que adaptarse a otra congregación y predicar en un territorio nuevo para ellos, quizás hasta en otro idioma. Aunque hacer esos cambios no resulta fácil, muchos betelitas han aceptado el reto. ¿Por qué lo han hecho?

14, 15. a) ¿Cómo han demostrado muchos hermanos que valoran su privilegio de trabajar con Jehová dondequiera que sea? b) ¿Cómo podemos nosotros imitar su ejemplo?

14 Grethel dice: “Acepté la invitación porque esa era mi manera de decirle a Jehová que mi amor por él no está atado a un país, a un edificio o a cierto privilegio”. Dayska comenta: “La invitación procedía de Jehová, así que la acepté sin dudarlo”. André y Gabriela están de acuerdo. Ellos afirman: “Vimos que era otra oportunidad de servir a Jehová dejando nuestras preferencias en un segundo plano. Nos dijimos: ‘Cuando soplan los vientos de cambio de Jehová, es mejor desplegar las velas que levantar un muro’”.

Nuestro mayor privilegio: ¡ser colaboradores de Jehová!

15 Al fusionarse sucursales, hay betelitas a los que se invita a servir de precursores. Eso fue lo que les sucedió a algunos cuando las sucursales de Dinamarca, Noruega y Suecia se unieron para formar la sucursal de Escandinavia. Entre ellos estuvieron Florian y Anja, quienes dijeron: “Vemos nuestra asignación como un reto apasionante. Es maravilloso que Jehová nos use, sin importar dónde. Con el corazón en la mano podemos decir que hemos recibido muchas bendiciones”. Aunque la mayoría de nosotros tal vez nunca tengamos que enfrentarnos a esos cambios, ¿verdad que podemos imitar la buena actitud de estos hermanos y, como ellos, poner el Reino en primer lugar? (Is. 6:8.) Jehová siempre bendice a los que valoran el privilegio de trabajar con él dondequiera que sea.

SIGAMOS DISFRUTANDO DE NUESTRO PRIVILEGIO DE TRABAJAR CON JEHOVÁ

16. a) ¿Qué nos aconseja Gálatas 6:4? b) ¿Cuál es el mayor privilegio que alguien puede tener?

16 Los seres humanos imperfectos tendemos a hacer comparaciones. Pero la Palabra de Dios nos aconseja que nos centremos en lo que personalmente podemos hacer (lea Gálatas 6:4). La mayoría de nosotros no tenemos un puesto de autoridad en la congregación. Y no todos podemos ser precursores, misioneros o betelitas. Pero nunca olvidemos que todos hemos recibido ya el mayor privilegio que alguien puede tener: colaborar con Jehová participando en el ministerio cristiano. ¿Verdad que es un gran honor?

17. a) ¿Qué limitaciones seguiremos teniendo mientras exista el mundo de Satanás? b) ¿Por qué eso no es motivo para desanimarnos?

17 Mientras exista el mundo de Satanás, quizás no nos sea posible hacer por Jehová todo lo que quisiéramos. Pero eso no es motivo para desanimarnos. Aunque ciertas obligaciones familiares, la mala salud u otras circunstancias nos limiten, podemos trabajar con Dios proclamando su nombre y su Reino en toda ocasión. ¡No lo consideremos de poca importancia! Lo principal es que hagamos todo lo que podamos. Al mismo tiempo, pidámosle a Jehová que bendiga a los hermanos que sí pueden hacer más que nosotros. Recordemos que toda persona que alaba el nombre de Jehová es muy valiosa para él.

18. ¿A qué debemos estar dispuestos, y por qué?

18 A pesar de nuestras debilidades y defectos, a Jehová le hace feliz que seamos sus colaboradores. ¿Valoramos el privilegio de trabajar con él en estos últimos días? Si es así, estaremos dispuestos a esperar al nuevo mundo para satisfacer nuestros deseos personales. Cuando llegue ese día, disfrutaremos de la verdadera vida, la vida eterna en paz y felicidad (1 Tim. 6:18, 19).

¿Valoramos nuestro privilegio de trabajar con Jehová? (Vea los párrafos 16 a 18)

19. ¿Qué nos tiene reservado Jehová para el futuro?

19 Ahora que estamos a las puertas del nuevo mundo, pensemos en lo que Moisés les dijo a los israelitas poco antes de que entraran en la Tierra Prometida: “Jehová tu Dios verdaderamente hará que tengas más de lo suficiente en toda obra de tu mano” (Deut. 30:9). Después del Armagedón, Jehová cumplirá su promesa de entregar la Tierra a quienes hayamos trabajado con él. Entonces recibiremos una nueva misión: hacer de este planeta un hermoso paraíso.