Hechos de los Apóstoles 9:1-43

9  Pero Saulo seguía amenazando a los discípulos del Señor y deseaba asesinarlos.*+ Así que fue al sumo sacerdote  y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco que le permitieran traer atado a Jerusalén a cualquier miembro del Camino+ que encontrara, ya fuera hombre o mujer.  Ahora bien, cuando iba viajando a Damasco y ya estaba cerca, una luz del cielo lo envolvió de repente,+  y él cayó al suelo y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”.  Él preguntó: “¿Quién eres, Señor?”. Y le respondió: “Soy Jesús,+ a quien tú persigues.+  Pero ahora levántate y entra en la ciudad, y allí te dirán lo que tienes que hacer”.  Los hombres que lo acompañaban se quedaron quietos y sin poder hablar, porque oían el sonido de una voz pero no veían a nadie.+  Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Así que lo llevaron de la mano a Damasco.  Durante tres días no vio nada,+ y no comió ni bebió. 10  En Damasco había un discípulo llamado Ananías,+ y el Señor le dijo en una visión: “¡Ananías!”. Él respondió: “Aquí estoy, Señor”. 11  El Señor le dijo: “Levántate, ve a la calle llamada Recta y busca en la casa de Judas a un hombre de Tarso llamado Saulo.+ Resulta que está orando 12  y ha visto en una visión que un hombre llamado Ananías entra y pone las manos sobre él para que recupere la vista”.+ 13  Pero Ananías le contestó: “Señor, he oído a muchos hablar de este hombre y de todo el daño que les hizo a tus santos en Jerusalén. 14  Y aquí tiene autoridad de parte de los sacerdotes principales para arrestar a todos los que invocan tu nombre”.+ 15  Pero el Señor le dijo: “Ve, porque este hombre es un instrumento* escogido por mí+ para llevar mi nombre a las naciones,+ así como a reyes+ y a los hijos de Israel. 16  Yo le mostraré claramente todo lo que tendrá que sufrir por mi nombre”.+ 17  De modo que Ananías fue, entró en la casa, puso las manos sobre él y le dijo: “Saulo, hermano, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por el que venías, me ha enviado para que recuperes la vista y quedes lleno de espíritu santo”.+ 18  De inmediato cayeron de sus ojos lo que parecían escamas y él recuperó la vista. Entonces se levantó y fue bautizado, 19  comió algo y recobró las fuerzas. Luego se quedó durante unos días con los discípulos que había en Damasco+ 20  y enseguida se puso a predicar en las sinagogas acerca de Jesús, diciendo que es el Hijo de Dios. 21  Pero todos los que lo oían quedaban asombrados y decían: “¿No es este el hombre que atacaba ferozmente en Jerusalén a los que invocaban este nombre?+ ¿No había venido aquí con el propósito de arrestarlos y llevarlos* ante los sacerdotes principales?”.+ 22  Pero Saulo iba consiguiendo más y más poder, y dejaba confundidos a los judíos que vivían en Damasco al demostrarles de forma lógica que Jesús es el Cristo.+ 23  Al cabo de muchos días, los judíos planearon matarlo.+ 24  Pero Saulo se enteró de lo que planeaban contra él. Como ellos además vigilaban las puertas de día y de noche para matarlo, 25  sus discípulos lo tomaron una noche y lo bajaron por una abertura de la muralla en una canasta.+ 26  Al llegar a Jerusalén,+ él se esforzó por unirse a los discípulos, pero todos le tenían miedo porque no creían que fuera discípulo. 27  Así que Bernabé+ fue a ayudarlo y lo llevó ante los apóstoles. Luego les contó con todo detalle que Saulo había visto en el camino al Señor,+ que este le había hablado y que Saulo había predicado en Damasco con mucho valor en el nombre de Jesús.+ 28  Entonces Saulo se quedó con ellos, y él se movía libremente por Jerusalén y predicaba con mucho valor en el nombre del Señor. 29  Hablaba y debatía con los judíos de habla griega. Pero ellos intentaron matarlo varias veces.+ 30  Cuando los hermanos se enteraron, lo llevaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.+ 31  Entonces, por toda Judea, Galilea y Samaria,+ la congregación entró en un periodo de paz y fue edificada. Y, como andaba en el temor de Jehová y en el consuelo del espíritu santo,+ siguió creciendo. 32  Ahora bien, como Pedro estaba viajando por toda la región, también bajó a visitar a los santos que vivían en Lida.+ 33  Allí vio a un hombre llamado Eneas, que era paralítico y llevaba ocho años en cama. 34  Pedro le dijo: “Eneas, Jesucristo te sana.+ Levántate y haz tu cama”.+ Al instante, él se levantó. 35  Cuando todos los que vivían en Lida y en la llanura de Sarón lo vieron, se convirtieron al Señor. 36  En Jope había una discípula llamada Tabita, nombre que traducido es Dorcas. Ella hacía muchas obras buenas y ayudaba mucho a los necesitados.* 37  Pero, en esos días, se enfermó y murió. Así que la lavaron y la acostaron en un cuarto de la planta alta. 38  Ahora bien, Lida estaba cerca de Jope, así que, cuando los discípulos oyeron que Pedro estaba en esa ciudad, mandaron a dos hombres para que le rogaran: “Por favor, ven aquí cuanto antes”.* 39  Pedro se levantó de inmediato y fue con ellos. Cuando llegó, lo llevaron al cuarto de la planta alta. Y todas las viudas se presentaron ante él llorando y mostrándole todas las ropas y los mantos que Dorcas había hecho cuando estaba viva. 40  Entonces Pedro los hizo salir a todos,+ se arrodilló y oró. Luego se volvió hacia el cuerpo y dijo: “Tabita, ¡levántate!”. Ella abrió los ojos y, tan pronto como vio a Pedro, se incorporó.+ 41  Él la ayudó a levantarse dándole la mano. Luego llamó a los santos y a las viudas, y la presentó viva ante ellos.+ 42  Toda Jope se enteró de esto, y muchos creyeron en el Señor.+ 43  Pedro se quedó bastantes días más en Jope con un curtidor llamado Simón.+

Notas

O “seguía respirando amenazas y asesinatos contra los discípulos del Señor”.
O “vaso”.
Lit. “había venido aquí para conducirlos atados”.
O “daba muchas dádivas de misericordia”.
O “no tardes en venir aquí”.

Notas de estudio

Saulo. Nombre que significa ‘pedido [a Dios]’ o ‘solicitado [a Dios]’. Saulo, también conocido por su nombre romano Pablo, era “de la tribu de Benjamín, hebreo de padres hebreos” (Flp 3:5). Como tenía la ciudadanía romana de nacimiento (Hch 22:28), es lógico que sus padres judíos también le pusieran el nombre latino Paulus, que significa ‘pequeño’ y del que vienen Paulo o Pablo. Es probable que tuviera el nombre hebreo y el latino desde niño. Puede haber varias razones por las que sus padres le pusieron Saulo. Por un lado, era un nombre tradicional e importante en la tribu de Benjamín porque el primer rey de todo Israel había sido un benjaminita llamado Saúl (1Sa 9:2; 10:1; Hch 13:21). También puede que sus padres eligieran ese nombre por su significado o porque el padre se llamaba Saúl y siguieron la costumbre de que el hijo heredara el nombre del padre (comparar con Lu 1:59). Fuera cual fuera la razón, él usó su nombre hebreo, Saulo, entre judíos, sobre todo cuando estudiaba para ser fariseo y vivir como fariseo (Hch 22:3). Y, aun después de hacerse cristiano, parece que fue conocido principalmente por su nombre hebreo durante más de una década (Hch 11:25, 30; 12:25; 13:1, 2, 9).

Caifás. Uno de los sumos sacerdotes nombrados por los romanos. Ocupó su cargo por más tiempo que sus predecesores inmediatos gracias a su habilidad para la diplomacia. Fue nombrado alrededor del año 18 de nuestra era y permaneció en el puesto hasta alrededor del año 36. Fue el que interrogó a Jesús y lo entregó a Pilato (Mt 26:3, 57; Jn 11:49; 18:13, 14, 24, 28). Esta es la única vez que se lo menciona por nombre en el libro de Hechos. En el resto del libro se lo llama “el sumo sacerdote” (Hch 5:17, 21, 27; 7:1; 9:1).

Saulo. Ver la nota de estudio de Hch 7:58.

al sumo sacerdote. Es decir, a Caifás. Ver la nota de estudio de Hch 4:6.

el camino de Jehová. En el versículo siguiente se usa la expresión “el camino de Dios”, que tiene el mismo significado. En el libro de Hechos se llama el “Camino” o “este Camino” a la forma de vida cristiana, que se centra en la adoración del único Dios verdadero, Jehová, y en la fe en su Hijo, Jesucristo (Hch 19:9, 23; 22:4; 24:22; ver la nota de estudio de Hch 9:2). La expresión “el camino de Jehová” también aparece cuatro veces en los relatos de los Evangelios, donde se cita de Is 40:3 (ver las notas de estudio de Mt 3:3; Mr 1:3; Lu 3:4; Jn 1:23). En Is 40:3, el texto hebreo original usa el Tetragrámaton. La expresión “el camino de Jehová” también aparece en Jue 2:22; Jer 5:4, 5. Ver la nota de estudio de Hch 19:23 y el apén. C3 (introducción y explicación de Hch 18:25).

del Camino. Como se explica en la nota de estudio de Hch 9:2, esta expresión se usaba para referirse a la congregación cristiana de aquel tiempo. El cristianismo verdadero no es una cuestión de apariencias o una simple adoración formal. Es un modo de vida guiado por el espíritu santo y centrado en la adoración a Dios (Jn 4:23, 24). En este versículo, la Peshitta siriaca dice “el camino de Dios”, la recensión clementina de la Vulgata latina dice “el camino del Señor” y algunas traducciones de las Escrituras Griegas Cristianas al hebreo (señaladas con las referencias J17, 18 en el apén. C4) utilizan el nombre de Dios y dicen “el camino de Jehová”.

cartas. En el siglo primero de nuestra era, la gente usaba cartas de una fuente confiable para presentar a un desconocido y para confirmar su identidad o su autoridad (Ro 16:1; 2Co 3:1-3). Los judíos de Roma aludieron a este tipo de cartas (Hch 28:21). Las cartas que Saulo le pidió al sumo sacerdote para las sinagogas de Damasco lo autorizaban a perseguir a los cristianos judíos de la ciudad (Hch 9:1, 2). Parece que en estas cartas se les pedía a las sinagogas de Damasco que cooperaran con Saulo en su campaña contra los cristianos.

Damasco. Se dice que Damasco, ubicada en la actual Siria, es una de las ciudades más antiguas del mundo que han estado habitadas ininterrumpidamente desde su fundación. Puede que el patriarca Abrahán pasara por la ciudad o cerca de ella de camino al sur, hacia Canaán. En algún momento convirtió a Eliezer, “un hombre de Damasco”, en siervo de su casa (Gé 15:2). La Biblia no vuelve a mencionar Damasco hasta casi mil años después (ver glosario, Aram; arameos). En ese entonces, los sirios (o arameos) y los israelitas se habían convertido en naciones enemigas y estaban en guerra (1Re 11:23-25). En el siglo primero, Damasco formaba parte de la provincia romana de Siria. Para entonces puede que hubiera unos 20.000 judíos en la ciudad y varias sinagogas. Quizás Saulo concentró sus esfuerzos en perseguir a los cristianos de Damasco porque la ciudad estaba en un cruce de importantes rutas de viaje y él temía que las enseñanzas cristianas se extendieran rápidamente desde ahí. Ver apén. B13.

del Camino. En el libro de Hechos se usa esta expresión para referirse al modo de vida cristiano y a la congregación cristiana de aquel tiempo. La expresión quizás tenga su origen en las palabras de Jesús registradas en Jn 14:6, donde dice: “Yo soy el camino”. Los que se convertían en discípulos de Jesús seguían su ejemplo en la vida y andaban en el camino marcado por él. Por eso se decía que pertenecían al Camino (Hch 19:9). Para Jesús lo más importante en la vida era adorar al único Dios verdadero, Jehová. En el caso de los cristianos, su forma de vivir también implicaba poner su fe en Jesucristo. Posiblemente ya en el año 44, en Antioquía de Siria, “por dirección divina, a los discípulos se les llamó cristianos” (Hch 11:26). Aun después de que se les diera este nombre, Lucas siguió refiriéndose a la congregación como el “Camino” o “este Camino” (Hch 19:23; 22:4; 24:22). Ver las notas de estudio de Hch 18:25; 19:23.

no oyeron la voz. O “no entendieron la voz”. En Hch 9:3-9, Lucas describe lo que le pasó a Pablo en su viaje a Damasco. Al combinar los datos de ese relato con lo que se dice en este capítulo, se obtiene un cuadro más claro de lo que sucedió. Tal como se explica en la nota de estudio de Hch 9:7, los hombres que acompañaban a Pablo oyeron el sonido de una voz pero aparentemente no entendieron lo que decía. Así que no oyeron la voz del mismo modo como lo hizo Pablo. Esto concuerda con la forma como se usa la palabra griega para “oír” en Hch 22:7. Allí Pablo explica que oyó una voz, y se refiere a que oyó y entendió las palabras que se le dijeron. En cambio, los que viajaban con Pablo no entendieron el mensaje que se le comunicó, quizá porque de algún modo oyeron la voz apagada o distorsionada. Al parecer, fue en este sentido que “no oyeron la voz”. Comparar con Mr 4:33; 1Co 14:2, donde la misma palabra griega para “oír” se puede traducir como “escuchar” o “entender”.

oían el sonido de una voz. En Hch 22:6-11, Pablo mismo describe lo que le pasó en su viaje a Damasco. Al combinar los datos de ese relato con lo que se dice en este capítulo, se obtiene un cuadro más claro de lo que sucedió. En los dos relatos se usa la misma palabra griega, pero con funciones gramaticales diferentes. El término griego fōnḗ se puede traducir como “sonido” y como “voz”. En este capítulo aparece en caso genitivo y por eso se traduce como “el sonido de una voz”. En cambio, en Hch 22:9 aparece en caso acusativo y se traduce sencillamente como “voz”. En vista de todo esto, se puede concluir que los hombres que acompañaban a Pablo oyeron el sonido de una voz pero aparentemente no entendieron las palabras que se decían. Así que no oyeron la voz del mismo modo como lo hizo Pablo (Hch 26:14). Ver la nota de estudio de Hch 22:9.

la calle llamada Recta. Esta es la única calle que se menciona por nombre en las Escrituras Griegas Cristianas. En el siglo primero, las calles de Damasco corrían en líneas paralelas y perpendiculares formando una cuadrícula. Se cree que la calle Recta era la principal avenida que cruzaba la ciudad de este a oeste. Medía alrededor de 1,5 km (1 mi) de largo y 26 m (85 ft) de ancho, incluía vías para los peatones y puede que también estuviera bordeada por columnas. Todavía hoy una avenida principal cruza los restos de la antigua ciudad romana y sigue el trazado de la antigua Vía Recta romana.

en una visión. Aunque estas palabras no aparecen en todos los manuscritos, sí aparecen en varios manuscritos antiguos.

arrestar. O “llevar presos”. Lit. “atar”, “poner en cadenas”, es decir, en cadenas de prisión (comparar con Col 4:3).

los hijos de Israel. O “el pueblo de Israel”, “los israelitas”. Ver glosario, Israel.

canastas grandes. O “cestas de provisiones”. La palabra original usada aquí (en griego, sfyrís) parece referirse a un tipo de canasta más grande que las que se usaron en una ocasión anterior cuando Jesús alimentó a unos 5.000 hombres (ver la nota de estudio de Mt 14:20). Se usó la misma palabra para referirse a la canasta en la que bajaron a Pablo al suelo por una abertura de la muralla de Damasco. Ver la nota de estudio de Hch 9:25.

una canasta. Lucas usa aquí la palabra griega sfyrís, que se refiere a un tipo de canasta grande. Es la misma palabra que se emplea en los Evangelios de Mateo y de Marcos para hablar de las siete canastas en las que se recogió la comida que sobró después de que Jesús alimentó a 4.000 hombres (ver la nota de estudio de Mt 15:37). Cuando el apóstol Pablo les contó su huida a los cristianos de Corinto, usó la palabra griega sargánē, que se refiere a un “cesto de mimbre” o hecho con sogas o ramas entrelazadas. Las dos palabras griegas se pueden usar para el mismo tipo de canasta grande (2Co 11:32, 33; nota).

realizó sus actividades entre nosotros. Lit. “entró y salió entre nosotros”. Esta traducción literal refleja una expresión idiomática semítica que se refiere a llevar a cabo las actividades cotidianas junto con otras personas. También podría traducirse como “vivió entre nosotros”. Comparar con Dt 28:6, 19; Sl 121:8; nota.

y él se movía libremente por. O “y él seguía con su día a día en”. Lit. “entrando y saliendo de”. Esta traducción literal refleja una expresión idiomática de origen semítico que se refiere a llevar a cabo las actividades cotidianas o pasar tiempo con otras personas sin restricciones. Comparar con Dt 28:6, 19; Sl 121:8, nota. Ver la nota de estudio de Hch 1:21.

los judíos de habla griega. Lit. “los helenistas”. Es muy posible que estos judíos se comunicaran en griego y no en hebreo. Probablemente habían viajado a Jerusalén desde varias partes del Imperio romano. En Hch 6:1, el término se aplica a cristianos. Pero aquí, en Hch 9:29, el contexto muestra que estos judíos de habla griega no eran discípulos de Cristo. La inscripción de Teódoto, descubierta en la colina de Ofel, en Jerusalén, prueba que muchos judíos de habla griega viajaban a esta ciudad. Ver la nota de estudio de Hch 6:1.

los judíos de habla griega. Lit. “los helenistas”. La palabra griega Hellēnistḗs no se encuentra en la literatura griega ni en la literatura judía helenística de aquel tiempo, pero la traducción “judíos de habla griega” tiene el apoyo del contexto y de muchos diccionarios. En ese tiempo, todos los discípulos cristianos de Jerusalén, incluidos los que hablaban griego, o bien eran de origen judío, o bien eran prosélitos, es decir, no judíos convertidos al judaísmo (Hch 10:28, 35, 44-48). El término que se traduce como “judíos de habla griega” se usa en contraste con el que se traduce como “judíos de habla hebrea” (lit. “hebreos”; una forma en plural de la palabra griega Ebráios). Por lo tanto, “los helenistas” eran judíos que hablaban griego entre ellos y que habían viajado a Jerusalén desde varias partes del Imperio romano, tal vez incluso desde la Decápolis. A diferencia de ellos, la mayoría de los judíos de habla hebrea eran probablemente de Judea o de Galilea. Es probable que hubiera algunas diferencias culturales entre estos dos grupos de cristianos. Ver la nota de estudio de Hch 9:29.

el temor de Jehová. La expresión “temor de Jehová” aparece muchas veces en las Escrituras Hebreas. Es una combinación de la palabra hebrea para “temor” y el Tetragrámaton. Algunos ejemplos se encuentran en 2Cr 19:7, 9; Sl 19:9; 111:10; Pr 2:5; 8:13; 9:10; 10:27; 19:23; Is 11:2, 3. En contraste, la expresión “temor del Señor” nunca se usa en el texto de las Escrituras Hebreas. Para saber las razones por las que la Traducción del Nuevo Mundo usa la expresión “el temor de Jehová” en el texto principal a pesar de que la mayoría de los manuscritos griegos de Hch 9:31 usan “el temor del Señor”, ver apén. C1 y apén. C3 (introducción y explicación de Hch 9:31).

Tabita. El nombre arameo “Tabita” significa ‘gacela’ y parece ser el equivalente de un término hebreo (tseviyáh) que significa ‘gacela hembra’ (Can 4:5; 7:3). El nombre griego “Dorcas” significa lo mismo. En una ciudad portuaria como Jope, con una población formada por judíos y gentiles, puede que Tabita usara los dos nombres, dependiendo del idioma en que se hablara. Otra posibilidad es que Lucas tradujera el nombre al griego pensando en sus lectores no judíos.

los mantos. O “las prendas de vestir exteriores”. La palabra griega himátion parece referirse a una capa, aunque la mayoría de las veces era una pieza de tela rectangular.

Tabita, ¡levántate! Pedro siguió un procedimiento similar al que usó Jesús cuando resucitó a la hija de Jairo (Mr 5:38-42; Lu 8:51-55). Esta es la primera resurrección realizada por un apóstol que se registra en la Biblia. A raíz de este milagro muchos se hicieron creyentes en Jope (Hch 9:39-42).

Simón, un curtidor. Los curtidores trabajaban con pieles de animales, que mojaban en una solución de cal para quitarles el pelo o cualquier resto de carne y grasa. Luego trataban las pieles con una potente sustancia líquida que permitía usarlas para la elaboración de artículos de cuero. Este proceso producía malos olores y exigía usar grandes cantidades de agua. Puede que esto explique por qué Simón vivía junto al mar, probablemente a las afueras de Jope. De acuerdo con la Ley mosaica, la persona que trabajaba con pieles de animales era impura en sentido ceremonial (Le 5:2; 11:39). Por eso muchos judíos despreciaban a los curtidores y se lo pensaban mucho antes de alojarse en casa de ellos. De hecho, con el tiempo el Talmud estableció que la profesión de curtidor era inferior a la de alguien que recogía excrementos. Sin embargo, Pedro no permitió que el prejuicio le impidiera quedarse en la casa de Simón. La mentalidad abierta que demostró en este caso fue muy útil para lo que se le encargó a continuación: visitar a un gentil en su casa. Algunos especialistas consideran que la palabra griega para “curtidor” (byrséus) era un sobrenombre de Simón.

un curtidor llamado Simón. Ver la nota de estudio de Hch 10:6.

Multimedia

Saulo y Damasco
Saulo y Damasco

En el siglo primero de nuestra era, Damasco probablemente estaba distribuida como se ve en este plano. La ciudad era un importante centro comercial, y el agua del cercano río Barada (el Abaná mencionado en 2Re 5:12) convertía la zona en un oasis. Damasco tenía varias sinagogas. Saulo viajó a la ciudad con la intención de arrestar “a cualquier miembro del Camino”, expresión que se refiere a los discípulos de Jesús (Hch 9:2; 19:9, 23; 22:4; 24:22). Pero en el trayecto se le apareció Jesús ya glorificado. Después de esa experiencia, Saulo se quedó durante un tiempo en Damasco en la casa de Judas, un hombre que vivía en la calle llamada Recta (Hch 9:11). Mediante una visión, Jesús hizo que el discípulo Ananías fuera a la casa de Judas y le devolviera la vista a Saulo. Más tarde, Saulo se bautizó. Así que, en vez de arrestar a los cristianos judíos, se convirtió en uno de ellos. Y fue en las sinagogas de Damasco donde comenzó a predicar las buenas noticias. Luego viajó a Arabia, volvió a Damasco y, probablemente alrededor del año 36, regresó a Jerusalén (Hch 9:1-6, 19-22; Gál 1:16, 17).

A. Damasco

1. Camino hacia Jerusalén

2. Calle llamada Recta

3. Ágora

4. Templo de Júpiter

5. Teatro

6. Teatro para espectáculos musicales (?)

B. Jerusalén

Saulo de camino a Damasco
Saulo de camino a Damasco

Ya cerca de Damasco, Saulo cae al suelo cegado por una fuerte luz y oye una voz que le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hch 9:3, 4; 22:6-8; 26:13, 14). De este modo, Jesús altera completamente el plan de Saulo de arrestar a sus discípulos en Damasco y llevarlos atados a Jerusalén para que fueran juzgados. Este viaje de unos 240 km (150 mi) desde Jerusalén acaba de forma muy diferente a como Saulo se lo había imaginado. El mensaje de Jesús transforma a Saulo (más conocido posteriormente por su nombre romano, Pablo) de un resuelto perseguidor de cristianos a uno de los más valientes defensores del cristianismo. El libro de Hechos narra en detalle su entusiasta ministerio.

Calzada romana en Tarso
Calzada romana en Tarso

Tarso es la ciudad donde nació Saulo, más tarde conocido como el apóstol Pablo. Fue la ciudad más importante de la región de Cilicia, que estaba en la esquina sureste de Asia Menor y que hoy día forma parte de Turquía (Hch 9:11; 22:3). Era una ciudad comercial grande y próspera. Estaba estratégicamente ubicada en una importante ruta comercial que iba de este a oeste por tierra y atravesaba los montes Tauro y las Puertas de Cilicia (un estrecho paso entre montañas con espacio para un camino de carretas). La ciudad también tenía un puerto que conectaba el río Cidno con el mar Mediterráneo. Tarso fue un centro de la cultura griega y tenía una importante comunidad judía. En esta fotografía se ven algunos de los restos que se conservan hoy día en la población del mismo nombre, situada a unos 16 km (10 mi) de donde desemboca el río Cidno en el Mediterráneo. A lo largo de la historia, varios personajes famosos visitaron la ciudad, entre ellos Marco Antonio, Cleopatra y Julio César, además de otros emperadores. El escritor y político romano Cicerón fue gobernador de la ciudad entre los años 51 y 50 antes de nuestra era. Tarso fue un importante centro educativo en el siglo primero de nuestra era y, según el geógrafo griego Estrabón, llegó a superar a las mismísimas Atenas y Alejandría. Así que Pablo tenía motivos para describir a Tarso como “una ciudad nada insignificante” (Hch 21:39).

Construcción de una calzada romana
Construcción de una calzada romana

La extensa red de calzadas romanas contribuyó a que los primeros cristianos difundieran las buenas noticias por todo el Imperio. El apóstol Pablo sin duda recorrió muchos kilómetros por estos caminos (Col 1:23). En este dibujo se puede ver cómo se solían construir las calzadas de piedra romanas. Para empezar, se marcaba por dónde iría el camino. Luego se cavaba una fosa y se llenaba con diferentes capas de piedra, mortero y arena que servían de base. Encima se colocaban grandes losas de piedra y en los bordes se ponían piedras que ayudaban a mantener el pavimento en su sitio. Los materiales que se usaban y la forma de la calzada, más elevada en el centro, evitaban que el agua se acumulara en la superficie. En las piedras de los bordes también se hacían desagües a intervalos regulares para escurrir el agua hacia las zanjas que había a ambos lados del camino. Los constructores de estas calzadas hicieron tan buen trabajo que algunas de ellas han sobrevivido hasta la actualidad. Pero la mayoría de las calzadas del Imperio romano no eran tan elaboradas. Las vías más comunes estaban hechas sencillamente de gravilla apisonada.

Inscripción de Teódoto para judíos de habla griega
Inscripción de Teódoto para judíos de habla griega

Aquí se ve lo que se conoce como inscripción de Teódoto. Está grabada en una losa de piedra caliza de 72 cm (28 in) de largo y 42 cm (17 in) de ancho. Se descubrió a principios del siglo veinte en la colina de Ofel, en Jerusalén. El texto está escrito en griego y habla de Teódoto, un sacerdote que había “construido la sinagoga para leer la Ley y enseñar los mandamientos”. Se calcula que la inscripción es de antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70 de nuestra era, lo que confirma que había judíos de habla griega en Jerusalén durante el siglo primero (Hch 6:1). Algunos creen que la sinagoga que menciona es “la llamada Sinagoga de los Libertos” (Hch 6:9). La inscripción también dice que Teódoto era, al igual que su padre y su abuelo, arkhisynágōgos (“presidente de la sinagoga”), título que aparece varias veces en las Escrituras Griegas Cristianas (Mr 5:35; Lu 8:49; Hch 13:15; 18:8, 17). Además, explica que Teódoto construyó habitaciones para alojar a los que iban de visita desde el extranjero. Es probable que este alojamiento fuera para judíos que visitaban Jerusalén, sobre todo para las fiestas anuales (Hch 2:5).

Jope
Jope

Este video muestra el puerto moderno donde estaba Jope. Se encuentra en la costa mediterránea, a medio camino entre el monte Carmelo y Gaza. La moderna Jaffa (en hebreo, Yafo) se unió a Tel Aviv en 1950. Así que la ubicación de la antigua ciudad forma parte de la actual Tel Aviv-Jaffa. Jope estaba situada sobre una colina rocosa que alcanzaba unos 35 m (115 ft) de altura, y un saliente de rocas no muy elevado que está a unos 100 m (330 ft) de la costa daba forma a su puerto. Los tirios llevaron por mar balsas de troncos de los bosques del Líbano a este puerto para la construcción del templo de Salomón (2Cr 2:16). Más tarde, cuando el profeta Jonás huía de su asignación, abordó un barco en Jope rumbo a Tarsis (Jon 1:3). En el siglo primero de nuestra era, había una congregación cristiana en Jope. En esa congregación estaba Dorcas (o Tabita), a quien Pedro resucitó (Hch 9:36-42). Y fue en Jope, en la casa de Simón el curtidor, donde Pedro recibió la visión que lo preparó para predicarle a Cornelio, que era un gentil (Hch 9:43; 10:6, 9-17).

El cuarto de arriba
El cuarto de arriba

Algunas casas de Israel tenían una planta alta. Se accedía a la habitación de arriba desde adentro de la vivienda por una escalera de mano o por escalones de madera, o desde afuera por una escalera de mano o una de piedra. Jesús celebró la última Pascua con sus discípulos e instituyó la conmemoración de la Cena del Señor en un cuarto de arriba grande, posiblemente parecido al que se ve aquí (Lu 22:12, 19, 20). Parece que el día del Pentecostés del año 33 unos 120 discípulos estaban reunidos en la planta alta de una casa de Jerusalén cuando se derramó el espíritu de Dios sobre ellos (Hch 1:13, 15; 2:1-4).

Ropas y mantos
Ropas y mantos

En tiempos bíblicos, entre las posesiones más valoradas por una persona estaba la ropa. Dorcas era una mujer generosa que hacía ropas y mantos para las viudas (Hch 9:39). La palabra griega que se traduce como “ropa” (khitṓn) describe una especie de túnica. También se puede traducir como “prenda de vestir interior” (1). Entre los griegos y los romanos, las túnicas de los hombres solían ser más cortas y las de las mujeres les llegaban a los tobillos. La palabra griega que se traduce como “manto” (himátion) también puede traducirse como “prenda de vestir exterior” (2). Se refiere a una prenda de ropa que normalmente se usaba encima de la túnica.