Ir al contenido

¿Qué significa ser un “buen samaritano”?

¿Qué significa ser un “buen samaritano”?

La respuesta que da la Biblia

La expresión buen samaritano se suele usar para referirse a una persona que ayuda a los que lo necesitan. Esta expresión proviene de una parábola o historia que Jesús contó para enseñar que un buen prójimo muestra compasión y ayuda a otros sin importar su origen.

En este artículo veremos lo siguiente:

 ¿De qué trata la parábola del buen samaritano?

La historia que Jesús contó se resume así: un judío viajaba de Jerusalén a Jericó, y entonces lo asaltaron, lo golpearon y lo dejaron medio muerto.

Un sacerdote judío pasó al lado del hombre malherido, pero no hizo nada. Luego, otro líder religioso judío pasó por allí, pero tampoco se detuvo. Así que ninguno de los dos lo ayudó, aunque eran de su misma nacionalidad.

Al final, un hombre de otra nación pasó por allí. Era un samaritano (Lucas 10:33; 17:16-18). Al ver al hombre, el samaritano se conmovió y le curó las heridas. Luego, lo llevó a una posada y lo cuidó toda la noche. Al día siguiente, le pagó al dueño de la posada para que cuidara del hombre y se ofreció para cubrir cualquier gasto extra (Lucas 10:30-35).

 ¿Por qué contó Jesús esta parábola?

Jesús le contó esta historia a un hombre que estaba convencido de que su prójimo eran solo las personas de su propia raza y religión. Lo hizo para enseñarle una lección muy importante: tenía que abrir su mente y aceptar que su prójimo no solo eran los judíos (Lucas 10:36, 37). Este relato se incluyó en la Biblia para el beneficio de todos los que quieren complacer a Dios (2 Timoteo 3:16, 17).

 ¿Qué lección nos enseña?

Esta historia nos enseña que un buen prójimo es la persona que demuestra compasión con acciones. Es una persona que hace algo por quienes sufren, independientemente de que sean de otra cultura, raza o nacionalidad. Un buen prójimo trata a los demás como le gustaría que lo trataran a él (Mateo 7:12).

 ¿Quiénes eran los samaritanos?

Los samaritanos vivían en el territorio que estaba al norte de Judea. Entre ellos había descendientes de matrimonios mixtos entre judíos y no judíos.

Para el siglo primero de nuestra era, los samaritanos habían formado su propia secta. Aceptaban los primeros cinco libros de las Escrituras Hebreas, pero por lo general rechazaban los demás.

Muchos judíos del tiempo de Jesús despreciaban a los samaritanos y evitaban cualquier contacto con ellos (Juan 4:9). Incluso, había judíos que usaban el término samaritano como un insulto (Juan 8:48).

 ¿Sucedió de verdad la historia del buen samaritano?

La Biblia no indica si la parábola del buen samaritano estaba basada en hechos reales. Sin embargo, cuando Jesús enseñaba a menudo hacía referencia a lugares y situaciones comunes para que la gente entendiera mejor las lecciones que quería trasmitir.

Muchos de los detalles de esta historia reflejan con exactitud la realidad de aquella época. Veamos los siguientes ejemplos:

  • Para ir de Jerusalén a Jericó había que caminar más de 20 kilómetros (12 mi) cuesta abajo. De hecho, había una diferencia de altitud de 1 kilómetro (0,6 mi) entre ambas ciudades. Así que Jesús no se equivocó cuando dijo que alguien “bajaba de Jerusalén a Jericó” (Lucas 10:30).

  • Los sacerdotes y levitas que vivían en Jericó viajaban frecuentemente a Jerusalén por este camino.

  • Como era un camino solitario, no era raro que hubiera ladrones escondidos al acecho de quienes viajaban por allí, especialmente si iban solos.