Para alimentarse, la mantarraya abre la boca mientras nada y la llena de agua de mar y plancton. Esta mezcla golpea un filtro que hace que el plancton rebote hacia la garganta de la mantarraya y así se lo pueda comer. El agua se sigue moviendo y es expulsada por las branquias. Pero, mientras eso sucede, la mantarraya también retiene el plancton que es mucho más pequeño que los orificios de su filtro. Según un periodista sobre temas científicos llamado Ed Yong, lo que hace la mantarraya “es una hazaña que parecería imposible”.

 Piense en lo siguiente: El sistema de filtración de la mantarraya podría describirse como cinco arcos que parecen peines de doble cara. Algunos de los dientes o lóbulos de esos peines se inclinan hacia adelante y otros hacia atrás. De esa manera, hacen que una parte del agua de mar fluya por encima de ellos y otra entre ellos, creando así diminutos remolinos.

 El plancton y otras partículas de alimento golpean el borde de los lóbulos. Entonces rebotan y son arrastrados por la corriente hasta que llegan a la garganta de la mantarraya. Incluso el plancton más pequeño —que podría pasar entre los lóbulos— llega a la garganta de la mantarraya gracias a los remolinos que se forman y que lo hacen rebotar en la corriente. Este sistema de filtración permite que el pez atrape partículas que de otra manera se escaparían por los espacios que hay entre los lóbulos y volverían al mar.

 Además, el sistema de filtración que la mantarraya usa para comer nunca se obstruye y se limpia solo, sin importar lo rápido que nade la mantarraya o lo densa que sea la concentración de plancton en el agua.

 Los investigadores quieren copiar el mecanismo de filtración de la mantarraya. Están intentado diseñar filtros que sirvan para limpiar aguas residuales y extraer los dañinos microplásticos.

 ¿Qué le parece? ¿Es el sistema de filtración de la mantarraya resultado de la evolución, o lo diseñó alguien?