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¿Tiene una vida demasiado ocupada?

¿Tiene una vida demasiado ocupada?

¿Piensa que está demasiado ocupado? Si es así, no es el único. “Todo el mundo, en todas partes, parece estar ocupado”, señala la revista The Economist.

EN EL 2015 se realizó una encuesta a trabajadores de tiempo completo en ocho países, y muchos dijeron que se les hacía difícil conciliar la vida laboral y la familiar. Algunas de las causas que mencionaron fueron un mayor número de responsabilidades en el trabajo o en el hogar, el aumento de los gastos y jornadas laborales más largas. En Estados Unidos, por ejemplo, un empleado de tiempo completo trabaja como promedio 47 horas semanales, y casi 1 de cada 5 afirmó que trabajaba 60 horas o más.

Otra encuesta realizada en 36 países reveló que más del 25% de los encuestados a menudo se sentían estresados incluso durante su tiempo libre. Los niños también pueden sentirse así cuando se les sobrecarga con un sinfín de actividades.

Si constantemente intentamos hacer más de lo que podemos, terminaremos estresados, víctimas de lo que se ha llamado “la presión de tiempo”. Pero ¿es posible llevar una vida más equilibrada? ¿Qué importancia tienen nuestras creencias, decisiones y metas? Antes de responder estas preguntas, veamos cuatro razones por las que algunas personas están tan ocupadas.

1. EL DESEO DE CUIDAR BIEN DE LA FAMILIA

Un padre llamado Gary confiesa: “Trabajaba los siete días de la semana. Lo hacía porque siempre había algo mejor que deseaba darles a mis hijos. Quería que tuvieran lo que yo nunca tuve”. Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, pero es bueno que analicen sus prioridades. Algunos estudios indican que tanto los adultos como los niños que dan mucha importancia al dinero y a las posesiones con frecuencia son menos felices, están menos satisfechos con su vida y tienen más problemas de salud.

Los niños que crecen en un ambiente materialista son menos felices.

Con tal de asegurarles un buen futuro, algunos padres sobrecargan a sus hijos con múltiples actividades que a su vez los sobrecargan a ellos. Como consecuencia, toda la familia sufre.

2. PENSAR QUE “MÁS ES MEJOR”

La publicidad intenta convencernos de que, si no compramos lo más nuevo, estamos privándonos de algo bueno. “Toda esta avalancha de productos disponibles solo ha hecho que parezca que tenemos menos tiempo”, porque, como consumidores, el poco tiempo que tenemos lo dedicamos a “decidir qué comprar, ver o comer”, comenta la revista The Economist.

En 1930, un destacado economista predijo que, gracias a los adelantos tecnológicos, los trabajadores tendrían más tiempo libre. ¡Nada más lejos de la realidad! Elizabeth Kolbert, redactora de la revista The New Yorker, afirmó: “En vez de dejar de trabajar antes, descubren nuevas necesidades”, y para satisfacerlas necesitan tiempo y dinero.

3. QUERER COMPLACER A LOS DEMÁS

Algunas personas trabajan de sol a sol para tener contento a su jefe. La presión también puede venir de los mismos compañeros, quienes hacen sentir culpable a quien no trabaja horas extras. A eso se le suma la inestabilidad económica, que puede hacer que una persona esté dispuesta a trabajar más o a estar siempre disponible.

Puede que los padres también se vean presionados a llevar el mismo ritmo de vida de otras familias. Si no lo hacen, quizás se sientan culpables de “privar” a sus hijos de ciertas cosas.

4. BUSCAR PRESTIGIO Y SENTIRSE REALIZADO

Tim, que vive en Estados Unidos, comenta: “Me encantaba mi trabajo, y siempre daba el máximo. Sentía que tenía que demostrar de lo que era capaz”.

Muchas personas se sienten como Tim: su ritmo de vida determina el concepto que tienen de sí mismas. ¿Cuál ha sido el resultado? Elizabeth Kolbert, citada anteriormente, dijo: “Estar ocupado da prestigio. Cuanto más ocupado estás, más importante pareces”.

APRENDA A SER EQUILIBRADO

Es cierto que la Biblia nos anima a ser trabajadores (Proverbios 13:4). Pero también destaca la importancia de ser equilibrados. “Mejor es un puñado de descanso que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento” (Eclesiastés 4:6).

Llevar una vida equilibrada es bueno para nuestra salud física y mental. Pero ¿es realmente posible bajar el ritmo? Sí. Veamos cuatro sugerencias prácticas.

1. DETERMINE SUS PRIORIDADES Y OBJETIVOS

Es normal desear tener cierta seguridad económica. Pero ¿cuánto dinero es suficiente? ¿Se mide el éxito por los ingresos o por las cosas que poseemos? Por otro lado, dedicar demasiado tiempo al descanso o a la recreación también puede causar estrés.

Tim, mencionado antes, explica: “Mi esposa y yo analizamos detenidamente nuestro estilo de vida y decidimos simplificarlo. Hicimos un gráfico que mostraba nuestra situación en ese momento y nuestras nuevas metas. Hablamos sobre las consecuencias de algunas decisiones del pasado y sobre lo que deberíamos hacer para alcanzar nuestros objetivos”.

2. NO SE DEJE INFLUIR POR EL CONSUMISMO

La Biblia nos aconseja que controlemos “el deseo de los ojos” (1 Juan 2:15-17). La publicidad puede intensificar esos deseos y hacer que trabajemos más horas o dediquemos mucho tiempo o dinero al ocio. Es cierto que no podemos evitar toda la publicidad, pero sí podemos controlar cuánta vemos. Además, es bueno que analicemos nuestras verdaderas necesidades.

Tampoco olvidemos cuánto influyen en nosotros los demás. Si nuestros amigos se desviven por obtener cosas materiales y miden el éxito en función de lo que tienen, quizás haríamos bien en buscar amigos con otros valores. La Biblia dice: “El que está andando con personas sabias se hará sabio” (Proverbios 13:20).

3. PONGA LÍMITES AL TRABAJO

Hable de su trabajo y de sus prioridades con su jefe. No se sienta culpable de que el trabajo no sea lo más importante en su vida. El libro Work to Live señala: “Todos los que establecen límites entre el trabajo y la familia o toman vacaciones llegan a la misma conclusión: el mundo no se acaba porque ellos no estén”.

Gary, citado antes, no tenía apuros económicos, así que decidió reducir su jornada laboral. Él cuenta: “Le propuse a mi familia simplificar nuestro estilo de vida. Y poco a poco fuimos dando pasos para lograrlo. También le expliqué a mi jefe que quería trabajar menos días a la semana, y le pareció bien”.

4. SU FAMILIA TIENE PRIORIDAD

Los matrimonios necesitan pasar tiempo juntos, y los hijos también necesitan estar con sus padres. Por lo tanto, no imite el ritmo de vida acelerado de otras familias. Gary aconseja: “Dedique tiempo a descansar y deje de hacer cosas que no sean importantes”.

Cuando estén en familia, no permitan que la televisión, el teléfono o algún otro dispositivo los aíslen. Coman juntos al menos una vez al día y aprovechen esos momentos para conversar. Si los padres toman en cuenta este sencillo consejo, sus hijos serán más felices y les irá mejor en la escuela.

Aprovechen las comidas para conversar.

En conclusión, pregúntese: “¿Qué clase de vida quiero para mí y para mi familia?”. Si desea una vida más feliz y llena de significado, establezca sus prioridades basándose en los sabios consejos que da la Biblia.