Ir al contenido

Ir al índice

CAPÍTULO 92

Un leproso da las gracias por ser curado

Un leproso da las gracias por ser curado

LUCAS 17:11-19

  • JESÚS CURA A 10 ENFERMOS DE LEPRA

El Sanedrín ha planeado matar a Jesús, pero no lo ha conseguido porque él se ha ido a la ciudad de Efraín, situada al noreste de Jerusalén. Se queda allí con sus discípulos, lejos de sus enemigos (Juan 11:54). Sin embargo, como se acerca la Pascua del año 33, Jesús no tarda en volver a viajar. Se dirige hacia el norte, atraviesa Samaria y sube hasta Galilea. Es la última vez que visitará esta región antes de su muerte.

Poco después de salir de viaje, mientras va de aldea en aldea, se encuentra con 10 hombres enfermos de lepra. En algunos casos, esta enfermedad puede causar poco a poco la pérdida de tejidos del cuerpo, como de los dedos o de las orejas (Números 12:10-12). La Ley de Dios exige que los leprosos griten: “¡Impuro, impuro!” y que vivan aislados (Levítico 13:45, 46).

Por esa razón, los 10 leprosos se quedan a cierta distancia de Jesús. Pero le gritan: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”. Al verlos, Jesús les dice: “Vayan a presentarse ante los sacerdotes” (Lucas 17:13, 14). Así muestra su respeto por la Ley, que les concede a los sacerdotes la autoridad de declarar limpios a los leprosos que han recuperado la salud. Después de eso, pueden volver a vivir junto a las personas sanas (Levítico 13:9-17).

Como los 10 leprosos confían en el poder de Jesús para realizar milagros, se dirigen a ver a los sacerdotes aunque todavía están enfermos. Por el camino, la fe que tienen en Jesús recibe su recompensa: empiezan a notar que la lepra ha desaparecido.

Nueve de los leprosos que han sido curados continúan su camino. Pero uno de ellos, que es samaritano, regresa para buscar a Jesús. ¿Por qué hace esto? Porque este hombre se siente profundamente agradecido a Jesús por lo que ha ocurrido. Así que vuelve “glorificando a Dios en voz alta”, pues se da cuenta de que, en realidad, ha sido curado gracias a Jehová (Lucas 17:15). Cuando encuentra a Jesús, cae a sus pies y le da las gracias.

Al ver esto, Jesús les dice a los que están allí: “Los 10 quedaron limpios, ¿no es cierto? Entonces, ¿dónde están los otros 9? ¿Nadie más volvió para darle gloria a Dios, excepto este hombre de otra nación?”. Y le dice al samaritano: “Levántate y vete; tu fe te ha curado” (Lucas 17:17-19).

Al curar a los 10 leprosos, Jesús muestra que Jehová está de su parte. Además, gracias a ese milagro, uno de ellos no solo recupera la salud, sino que probablemente encuentra el camino a la vida. En la actualidad, Dios no utiliza a su Hijo para realizar este tipo de milagros. Sin embargo, si tenemos fe en Jesús, también podemos ir en el camino que lleva a la vida eterna. ¿Estamos agradecidos por ello, como lo estuvo el samaritano?